miércoles, 16 de junio de 2010

El mundo tras un balón

Cada cuatro años el mundo se viste de balones. Se viste de multi-colores, de multi-pasiones. Cada cuatro años la fiesta del fútbol es capaz de hacer olvidar las ideologías, los conflictos; es capaz de hacer crecer las rivalidades en la cancha, es capaz de unir a miles de seres humanos tras un mismo grito: el grito del gol. 


Un balón centra la atención de países ricos y pobres, desarrollados y en vías de desarrollo, de la economía, de las estrategias de mercadotecnia que las marcas despliegan para obtener la atención de los aficionados. 


El fútbol es, en su máxima expresión, en su más grande evento, el encargado de llevar a miles de voces a un canto unánime. 


Aquí se olvida todo. En un mes las atenciones de todos y todas se centran tras ese balón. 


Con mucha razón, Joao Havelange, ha dicho que el fútbol es quizá la religión más grande del mundo. 


A casi una semana del  inicio, el Mundial ha sido distinto a lo que esperábamos la mayoría, y sin embargo, una muestra de que en el fútbol no hay nada escrito. 

No hay favoritos, sólo el favoritismo de la afición... No hay sorpresas, sólo sorprendidos por mejores planteamientos... No hay marcadores avasalladores, sólo avasallados por el gol que cayó...

Y aún así, hay una gran pasión que une al mundo detrás de un balón. 


En las próximas entregas trataré de dar un vistazo por la realidad de la comunicación expresada en el deporte rey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario