El deporte cubre un área económica especial; ya no es simplemente un producto más de consumo. El deporte se evalúa según su incidencia en la economía global; mientras que, en su consumo e impacto en el núcleo familiar e individual.
El deporte es un fenómeno social y económico. Ya no es simplemente la expresión de actividad física y competitividad. El deporte no tiene que ver con salud nada más.
El deporte es un fenómeno social con mayor penetración, capacidad de movilización y convocatoria.
El deporte adquiere protagonismo en la economía de un mercado local o internacional a raíz de los productos que suministra y su respectivo consumo; de la inversión en infraestructura que se realiza, de las estrategias de mercadeo y publicidad que se desarrollan para generar espectáculos y competencias deportivas masivas o más segmentadas, de la imagen corporativa que promueven para las organizaciones, de la penentración que se tiene en la industria medíatica, y del tipo de otras actividades que se generan a raíz de él como apuestas deportivas y juegos del azar.
La economía de un país se ve afectada a raíz de una competencia deportiva masiva, como por ejemplo, Sudáfrica con el desarrollo de la Copa Mundial de Fútbol, o bien Brasil que en cuatro años tendrá el desarrollo de la fiesta mundial del fútbol y las Olimpiadas.
A mayor o menor escala, la participación de marcas, de medios de comunicación, del Estado y empresas privadas, de aficionados; se generan aportes que benefician a la economía local, y con ello, a la internacional.
El deporte dejó de ser un producto de consumo masivo. Es un área especial de la economía que debe ser investigada, evaluada y fomentada en mayor medida.
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